Wednesday, October 22, 2008

“Suministro de Energía, el nuevo orden social”

Ninguna sociedad actual se concibe sin que sea abastecida con seguridad y confiabilidad su demanda de energía básica para subsistir, construyendo así, un nuevo orden social que permanecerá: el suministro de las necesidades de energía. En septiembre del año 2000, 189 Estados Miembros de las Naciones Unidas durante la Cumbre del Milenio, los dirigentes del mundo aprobaron la Declaración del Milenio, comprometiendo a sus países con una nueva alianza mundial para disminuir los niveles de extrema pobreza y establecer una serie de ocho objetivos sujetos a plazo (fijado para el año 2015), conocidos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Si bien la Declaración del Milenio no posee o expresa meta alguna para atender la demanda energética de las sociedades y pueblos, sí propone en lo que corresponde al objetivo siete de “Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”, en la meta numero nueve, la incorporación de los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales a través de indicadores como: a. Producto Interno Bruto (PIB) por unidad de utilización de energía (representando el uso eficiente de la energía) y b. Emisiones de dióxido de carbono (per cápita).

En la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en el año 2002, se reconoció como prerrequisito esencial el acceso a los servicios energéticos para lograr alcanzar los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio. A pesar de esto, millones de hogares en el mundo en desarrollo aun carecen de acceso a fuentes de energía seguras y confiables. Guatemala no es la excepción.

El acceso a la energía es un componente imprescindible del desarrollo y sin el cual no ha habido país, en etapas recientes, que haya reducido la pobreza. La correlación entre índice de desarrollo humano (IDH) y el consumo energético per cápita así lo avala.

En los países en desarrollo, la falta de energía eléctrica y combustibles “limpios”, afecta directamente la salud de los hogares de las zonas rurales que dependen de la leña, el estiércol, residuos de las cosechas. La transferencia de nuevas tecnologías, el acceso a estos servicios, no ha sido suficientemente rápida.

La importancia del sector energético para los países en vías de desarrollo que desean destacar, no consiste únicamente en incrementar el acceso de los pueblos y de las comunidades más desfavorecidas a un servicio energético estable y confiable (que es de vital importancia para emprender una efectiva lucha contra la pobreza), si no también en incrementar la calidad, independencia y seguridad energética nacional y es acá donde la promoción efectiva de la Generación Distribuida juega un rol importantísimo.

Promotoras de desarrollo, las industrias nacionales de cualquier país, ya no compiten solamente con sus colegas locales. Ahora, la competencia es a nivel regional y global. Para cualquier actividad industrial, la energía es un insumo de características sumamente importantes: su seguridad de abasto, su calidad y su costo. Una industria competitiva tiene como una de sus bases, un sector eléctrico competitivo. Un País en desarrollo que tenga una alta dependencia hacia los combustibles fósiles para la generación eléctrica, no solo dejará el tema de costos y precios de la energía eléctrica a merced del mercado internacional de petróleo (incremento en la emisión de gases de efecto invernadero, precios de productos y servicios internos), si no también creará para sí mismo, una limitación en la competitividad regional.

La ventaja competitiva no son los recursos que poseemos, sino la capacidad de usarlos. Guatemala utiliza en un 10 % su potencial hidroeléctrico y menos de un 2 % su potencial geotérmico.

La industria azucarera del país tiene la mejor productividad de la región, la mayor área cultivada entre los países de Centroamérica y la caña de azúcar es el cultivo que posee el mayor rendimiento de materia prima para la producción de etanol. A pesar de ello, Guatemala exporta el etanol producido debido a una falta de regulación que permita la mezcla y venta con la gasolina al mercado local e incentivos relacionados.

Actualmente para el bio-diesel, ya existe una producción bajo arreglo asociativo, contratos privados entre partes para consumo personal y/o pequeños mercados institucionales, bajo sus propias características y condiciones teniendo como fuente la palma africana y cultivos de Jatropha Curcas, incentivando un desarrollo rural.

Guatemala posee un amplio potencial de fuentes de energía primaria: biomasa, hidroenergía, geotérmica, radiación solar, viento. El desarrollo de proyectos de generación eléctrica por fuentes renovables tiene como característica un retorno de capital lento (en algunas ocasiones hasta 20 años) por lo que es indispensable el promover y mantener la seguridad jurídica para las inversiones. Este tipo de proyectos de generación, son de gran ayuda para alcanzar objetivos de desarrollo de carácter social, económico y ambiental, ofreciendo un incremento en la seguridad energética en términos de oferta, estimulando el crecimiento económico local al vincular esa energía a usos productivos y a la creación de empleo, los niveles de pobreza se ven reducidos, y se ven incrementados los niveles de protección al medio ambiente, disminuyendo la emisión de gases de efecto invernadero.

Actualmente, la investigación y desarrollo de nuevos proyectos energéticos por fuentes renovables de energía, encuentra oposición de grupos interesados en mantener el “status quo” de su comunidad, aún cuando en su comunidad existe deficiencia de todo tipo de servicios. No quieren ningún tipo de inversión. Ningún tipo de proyecto. No quieren diálogo. Creen que serán engañados por cualquiera que no sea de su mismo grupo. A estos grupos y a sus falsos líderes que no buscan más que sus propios beneficios, habrá qué preguntarles si su frenética oposición atraerá bienestar para la gente.

La explotación de nuestro recurso natural no renovable –el petróleo– debe de basarse en el principio de sustentabilidad (establecido por Harold Hotelling) tomando parte de la renta de este recurso y asignarlo a desarrollo de alternativas y tecnologías que sustituyan al recurso cuando este llegue a su inevitable agotamiento.

Guatemala tiene un reto por delante en el entorno local y regional: Proveer de Sistemas Administrativos Estatales Eficientes, Predecibles, Competentes y Honestos, y enfilar a un verdadero enfoque de desarrollo sostenible con la estabilidad política que son esenciales para el desarrollo social y económico. Los recursos naturales renovables son valiosos y deben ser aprovechados.
Brasil le mostró al mundo que los biocombustibles pueden reducir la dependencia del petróleo. Noruega ha demostrado un eficiente sistema eléctrico con una participación del 99% de hidroelectricidad. El sistema eléctrico de Islandia opera con un 60% en base de geotermia. ¿le seguirá el ejemplo el resto de países de Centroamérica?, y con el enorme potencial sin utilizar de fuentes renovables de energía, podrá ser Guatemala?. Más que planes, se necesitan metas!

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